Lo que hace atractiva a una historia no es lo que se cuenta, sino como se cuenta...

23 jul 2014

23 De Julio

Creo que se trata de la libertad, de intentar aprender a ser libres. 
Porque hoy no es fácil saber que se siente estar libre.
Porque no se puede, el mundo no es para todos.
Pero hay gente que cree que si.
Se encuentran con la libertad cada vez que pueden.
Porque para ellos el mundo es redondo.
Y sueñan, sufren y luchan por eso.
Así de una vez por todas dejamos de jugar a ser libres y empezamos a serlo.

Encontrar gente que se anima a ser libre.
Hay que agradecerles eso.
Porque nos recuerdan a los que recién llegamos a este lado de la vida.
Nos recuerdan que se puede luchar al menos.
Por un mundo igual.
Por un mundo libre.
Y nos muestran como sería.

A veces en algún gesto.
Con la sonrisa que reconforta.
En los gritos que animan.
Las cosas que dicen.

Porque después de todo, de eso se tendría que tratar la vida.
De ser libres.

10 jul 2014

L - E - A - R

Otra vez la ruta, el fuego, los cantos. 
Cuerpos corriendo de un lado a otro levantando banderas, las voces, las manos, los ojos.
Otra vez la madrugada, las quejas, los autos.
El pasto marcado de huellas, de hollín, de escarcha.

En las rutas, las autopistas, los puentes.
Los cantos que se levantan sobre el frío, los autos, las caras.
Repetimos la escena en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Mendoza, Jujuy, Rosario.
Allá y acá somos algunos, pocos, muchos.

Siempre llegan los perros que miran, y pegan, y escupen, y sonríen porque están haciendo un buen trabajo.
Acá se quedan quietos, allá no.
Son muchos y todos juntos, se organizan, se relamen, se desatan y golpean.
Después de todo es su trabajo, ser mansos con los jefes y rudos con nosotros, con ellas, con ellos.

Duelen pero se aguantan, los palos, los gases, los chorros de agua.
Seguro que van a quedar marcas, cicatrices, moretones, huesos rotos.
Pero van a irse, en cambio lo que queda son las fuerzas, las ganas, las certezas de que ellos pegan porque los que mandan tienen miedo de que mañana seamos más.

No nos divierte el dolor, ni el frío, ni los golpes.
Nos trae la injusticia, la opresión, la desigualdad.
Por eso cantamos, marchamos, cortamos, luchamos.
Queremos enfrentar a los miserables, los dueños, los opresores.
Para que el mundo sea de todos, no de algunos, de pocos.

Somos estudiantes, obreros, despedidos, olvidados.
Marchamos para que nos escuchen, nos vean, nos sientan.
Luchamos para cambiar las fábricas, las escuelas, los barrios, el mundo.








7 jul 2014

P

Caminaba entre decenas orbes luminosos hacia la luna, tenía las manos gastadas de invierno.

Su ropa, fría y ajena, le quedaba enorme.

Avanzaba sin prisa entre los destellos blancos, con los ojos en el cielo.

El viento soplaba hacia el principio del camino, se ocultó entre las ropas buscando evitarlo.

Respiraba agitado, hacía muchos pasos que caminaba y sin embargo la luna seguía lejos.

Cerró los ojos y se sintió cansado, mas viejo que antes. 

Decidió mirarse las manos y se encontró con los dedos de otro, alguien anciano.

La luna ya no estaba arriba, ni en ningún lado.

A su alrededor los destellos se apagaban de a poco, como agonizando.

Se sentó en el suelo y quieto recibió a las sombras.