Abrigado hasta la nariz decidió salir a la calle porque después de todo, tampoco era tan grave que afuera hiciese mucho frío.
Ganó la vereda en algunos pasos y se fue a perder por la ciudad en la tarde de entre semana, seguro que todos los demás humanos del mundo hacían cosas mucho mas entretenidas que el, pero no le importaba.
Tener la sensación de no encajar del todo en la sociedad le obligaba a salir e irse de casa, porque sino se ahogaba en la reiteración de encontrarse consigo mismo en todos los rincones.
Mucho frío, eso había pensado antes de salir transformado en muchas capas de ropa sobre un hombre, pero ahora que el movimiento le recordaba que tenía músculos en el cuerpo comenzaba a notar que tal vez había exagerado un tanto.
Ya con el abrigo sobre el hombro encendió un cigarrillo mientras procuraba cruzar la calle sin que algún auto lo mate y comenzó a buscar lugar para sentarse y pensar un poco. Lo necesitaba, le hacía falta encontrarse solo en el mundo, lejos de las cosas cotidianas para tomar una decisión de una vez por todas, o no tomarla.
La tierra vista desde fuera es un circulo azul, pero desde donde estaba él ahora no era mas que una sucesión de objetos y personas indistintas. El banco en donde estaba no resultaba tan cómodo, pero aun mas incomodo iba a ser buscar otro lugar en donde sentarse, por ese motivo y como tantas otras veces en su vida decidió quedarse con la leve incomodidad que sentía que tomarse el trabajo de buscar un lugar donde se sintiese mejor. No era una costumbre muy frecuente esa, pero de todas formas era algo que de vez en cuando hacía, prefería resignarse en algunos momentos al mal trago y luego ver como se las arreglaba para hacer las cosas un tanto mejor la próxima.
Removiendo su cuerpo un puñado de veces se encontró perdido en divagaciones que no tenían en absoluto que ver con el banco en donde se movía ahora mismo sino con el lugar que estaba ocupando en el mundo, con como se sentía con ese lugar y que cosas quisiera cambiar del mismo. En resumen, pensaba en absolutamente nada. Después de todo, ninguna resolución que tomase sentado en ese banco de plaza iba a convertirse en la premisa que ordenara su vida de ahí en adelante, en primer lugar porque descreía de las revelaciones espontaneas y ademas un banco de plaza le resultaba un lugar muy común como para tener una idea que cambiara su realidad, procuraba no caer siempre en los lugares comunes.
La verdad era que solo había salido de casa para poder fumar tranquilo sin tener que esconderse en algún rincón del patio, todo lo demás eran intentos por llenar de contenido esos actos cotidianos que de contarlos sonarían grises y aburridos.
Y si existía algo que el quería evitar a toda costa era el parecer gris y aburrido.
1 comentario:
El tercer párrafo es épico. te pasas. Hace mucho que yo no escribía y que no leía a los demás... pero estas cosas son las que me dan fuerza para volver. Mis felicitaciones!
Publicar un comentario