Otra de las cosas que me senté y escribí, menos oscura quizás, pero igualmente mía....

Ella bailaba bajo la luna con mágica gracia, Él la observaba desde lejos sabiendo que a su amor Ella no correspondería. Pero sin poder dejar de mirarla se quedo allí, disfrutando como con sutileza y delicados movimientos transformaba todo su entorno en el lugar mas bello de la creación, a su lado una pequeña piedra se transformo en estrella y Ella en lucero. Sin quererlo pero y sin darse cuenta se fue acercando, atraído por aquel deslumbrante espectáculo que deleitaba tanto los ojos como el alma. Y también sin quererlo sin quererlo Ella lo vio. Aquella danza llegó bruscamente a su fin, de repente ese paisaje de ensueño volvió a ser un simple claro en medio del bosque. Lo único que no había cambiado era Ella, su belleza y su luz no se habían extinguido. Seguía allí tan hermosa como siempre, Él avergonzado y molesto consigo mismo se apresuro a internarse en el bosque. Pero algo le detuvo, Ella pronunció su nombre y en el silenció sonó tan hermoso que por un momento Él pensó que no merecía llevar un nombre tan bello. Se volteo lentamente pero no pudo mirarla a los ojos, no se sentía digno de observarla, aunque su alma lo anhelaba con cada centímetro. Ella lentamente se acercó a Él, que tiritaba como una hoja en otoño, le tomó las manos y pidió que la mirase. Lentamente, con mucha vergüenza levantó la vista, cuando sus ojos se encontraron con los de Ella vio, con jubilo que el amor que ardía en sus ojos se reflejaba en aquellos luceros de plata. La abrazó con toda la fuerza de su pasión y se quedó allí deseando que no fuera solo un sueño, lentamente abrió los ojos y sintió el calor de aquel cuerpo amado, que le transmitía paz. Le miró con cariño, le acarició el rostro y la besó.

Y dicen que juntos están todavía. También comentan que en aquel claro donde los dos se amaron por primera vez, ella danza con la gracia de siempre y transforma para Él ese claro en el paisaje de ensueño que hace no mucho tiempo guío sus pasos hacia el amor.