Hay estrellas, sopla una casi imperceptible brisa que enfría el mundo en ese particular rincón del globo.
De alguna manera se las arregló para salir del torbellino de cosas prescindibles que le rodeaba y escapar hacia ese afuera que tenía a solo unos metros.
Y en ese momento comprendió que lo mejor que podía hacer era emprender ese viaje que quería .
Estaba descalzo cuando sintió el frío cemento bajo sus pies, pero eso no importaba, caminó algunos metros mientras sostenía la sonrisa mas grande que conocía y tomó la bicicleta con sus manos.
Aquel viaje no alcanzó a durar mas que algunos minutos y sin embargo se sentía completamente libre y contento.
Y al bajar el mundo seguía siendo el mismo, pero el quizás no.