Miró hacia arriba y se encontró con miles de estrellas, tantas que era casi imposible contarlas. Miró casi como buscando un motivo para aún no dormir, una excusa para permanecer despierto y encontró miles.
Casi como si debiera estar en ese momento en aquel lugar, casi como si no tuviese que hacer otra cosa que mirar hacia arriba y encontrarse con las estrellas. No hacía demasiado que era de noche, al menos en esa parte del mundo.
Estaba recorriendo con los dedos la baranda del balcón, que estaba fría como la noche. Sentía que todas las imágenes del día se paseaban frente a el, mientras se volteaba hacia la habitación para encontrarse con ella acostada en la cama, durmiendo tranquilamente. Era de noche no hacía demasiado pero la luna ya brillaba fuerte arriba de ellos dos, ella tranquila, él no del todo.
-No existían posibilidades matemáticas de que esto pasara- dijo él -pero las matemáticas poco saben de amor, no era posible que yo imaginase esta escena mejor que como hoy la actuamos y sin embargo es mi turno de ser protagonista en tu escenario. Aunque tengo miedo de que todo se vuelva tragedia la idea de no estar entre el reparto me fascina tanto, me atrae demasiado- caminó hacia ella despacio sin querer despertala y de rodillas a su lado susurró -No puedo dejar que esta noche se escape sin darte las gracias, así en este silencio. No puedo permitirme besarte otra vez si antes no te puedo murmurar al oído estas palabras- la besó lentamente, se vistió y abrió la puerta. Al voltearse la luna iluminaba la figura que dormía para siempre sobre la cama, él llorando sonrió y con suavidad cerró la puerta y se perdió en la noche.
Casi como si debiera estar en ese momento en aquel lugar, casi como si no tuviese que hacer otra cosa que mirar hacia arriba y encontrarse con las estrellas. No hacía demasiado que era de noche, al menos en esa parte del mundo.
Estaba recorriendo con los dedos la baranda del balcón, que estaba fría como la noche. Sentía que todas las imágenes del día se paseaban frente a el, mientras se volteaba hacia la habitación para encontrarse con ella acostada en la cama, durmiendo tranquilamente. Era de noche no hacía demasiado pero la luna ya brillaba fuerte arriba de ellos dos, ella tranquila, él no del todo.
-No existían posibilidades matemáticas de que esto pasara- dijo él -pero las matemáticas poco saben de amor, no era posible que yo imaginase esta escena mejor que como hoy la actuamos y sin embargo es mi turno de ser protagonista en tu escenario. Aunque tengo miedo de que todo se vuelva tragedia la idea de no estar entre el reparto me fascina tanto, me atrae demasiado- caminó hacia ella despacio sin querer despertala y de rodillas a su lado susurró -No puedo dejar que esta noche se escape sin darte las gracias, así en este silencio. No puedo permitirme besarte otra vez si antes no te puedo murmurar al oído estas palabras- la besó lentamente, se vistió y abrió la puerta. Al voltearse la luna iluminaba la figura que dormía para siempre sobre la cama, él llorando sonrió y con suavidad cerró la puerta y se perdió en la noche.
1 comentario:
O la noche se perdió en él.
Publicar un comentario