Existen noches de completa desolación, en donde aquello que genera esperanzas escapó a un lugar distante, muy lejos hacia el poniente.
Existen noches de profunda melancolía, no de esas melancolías de blues y whisky barato, sino que es una melancolía gris, de pies descalzos y nubes espesas.
Noches en donde las horas se vuelcan sobre vos y te empapan de minutos muertos, de segundos suicidas que no hacen más que chocar por diversión contra vos, mientras estas sentado con la cabeza entre las manos esperando al sol.
En el cielo se reparten las estrellas con sus majestuosos fuegos lejanos, en la tierra el viento baila con la hierba. Pero vos seguís atornillado en el último sitio donde decidiste quedarte, testarudamente ahí sin nada que hacer más que aguardar al sueño y esperar que esta vez llegue pronto.
Existen noches como esta, donde sobran letras y faltan labios.