¿Que es uno sin las pasiones?¿Sin la dicha inmensa que ellas generan?
Este año fue, y digo fue porque ya está próximo a acabarse, uno de los años mas extraños que viví, lo comencé soltero, feliz de serlo y con mucha gente que me quiere cerca. Pero lo que no esperaba era descubrir que había algo ademas, de escribir, filosofar de manera extravagante, de tener cerca a los míos, porque míos son los que quiero con el corazón, y de estudiar algo que me llena, me encontré bailando.
Y no bailando al compás de un chachengue remixado en un cumpleaños de 15 o moviendo mi cuerpo al son de los tambores de un ritual para acallar a los dioses, me encontré bailando Tango y Folklore.
Dos danzas que llevo en la sangre, el folklore viene en la sangre de Mamá, con un abuelo que toda su vida tuvo conjuntos y que sólito aprendió a tocar la guitarra para poder tocar en las peñas de su pueblo. Familia numerosa si las hay la de mi parte materna, llena de artistas, en donde el gato la chacarera y la zamba son parte de las charlas, y donde los acordes son las vocales en las palabras. El tango viene del lado de Papá, acá la historia es distinta porque desde chico el nono tuvo que salir a parar la olla para darles de comer a todos los hermanos que eran, sin embargo cuando mi viejo merendaba el tango no podía faltar sonando de fondo en la radio.
Este año una amiga que ya es profesora de danzas folkloricas me invitó a empezar en la academia en la cual ella creció y se hizo profe, tenía 2 posibilidades, o empezaba teatro o empezaba en la academia, porque plata para todo no había, charlando con mi amiga bailarina sobre el tema me mostró con sus palabras lo feliz que la hacía bailar. Eso fue lo que me hizo tomar la iniciativa de darle una chance a el baile.
La primera clase de folklore me enganchó muchísimo, me hizo ponerle ganas a algo en lo cual no me sentía confiado de empezar porque no tenía ganas de hacer papelones. Tango al día siguiente, no tienen punto de comparación en cuanto a danzas porque nacieron e lugares, momentos y por causas distintas. Tango también me impresionó, me hizo sentirme BIEN.
Pasaron los meses y un día la Directora de la academia nos avisa que tenemos una presentación, que si queríamos participar. Algo que me olvidé, empecé tanto tango como folklore con grupos de adultos porque los juveniles, que tienen mi edad o están por ahí eran todos profes recibidos o tenían varios años de baile, sin embargo el grupo de los adultos es INCREÍBLE, al igual que todos los grupos de la academia. Realmente me daba cuenta de que bailar hacía que algo adentro mío se moviera y me llenaba de alegrías, pero no se me había cruzado ni por casualidad la idea de bailar con público cuando empecé, igualmente algo adentro me decía que tenía que decir si, y si fue lo que dije.
La primera presentación no le dije a nadie de la familia, era demasiada la presión que yo mismo tenía en mis hombros. Salió aceptable para ser mi primera vez, pero sentí en mi corazón que estaba haciendo algo que me hacía sentir increíblemente feliz.
Ya pasaron 9 meses desde que empecé con esto y es algo que no imagino dejar de hacer, porque me APASIONA, subir a un escenario es una sensación tan mágica, tan indescriptible que las palabras quedan pequeñas. Lo mejor de todo eso, fue que además de encontrar algo que me hace sentir FELIZ, encontré otra familia con la cual compartir, cada día compartido es una sonrisa y cada peña muestra o presentación es un cumpleaños.
Sentir que al rededor todo desaparece y la música y vos cuentan una historia es MÁGICO.
La vida sin pasiones sería un viaje en un baúl, aun llegando a donde queremos no tendría sentido viajar.
Lo que uno ama es lo que uno es, hacer lo que amamos es querernos.