Lo que hace atractiva a una historia no es lo que se cuenta, sino como se cuenta...

19 mar 2013

Brotó una mariposa


Brotó una mariposa. 
Corriste intentando apresarla y ella subió en el aire, alto, alto, alto.
Saltaste torpemente, sin ilusiones de alcanzarla, agitaste tus manos en el cielo.
Perdiste a la mariposa entre tus manos y cuando ellas dejaron de moverse tus ojos no encontraron nada más que nubes.
No se encuentra por aquí, de eso estoy seguro. 
No, no, no, no.
No se si mariposa, polilla o dragón. Ya no importa porque es muy tarde.
Y está muy lejos.
¿O no?
¿O es que yo estoy lejos? 
Pero creí que eras vos por un instante, pensé que yo estaba lejos. Y vos eras la mariposa, subiendo.

               Alto
                      Alto
                             Alto




3 mar 2013

Las tibiezas


             Dudo que entiendas la magnitud de eso que a vos te resulta tan cotidiano, digo que dudo porque no se si en algún momento te sentaste a pensar en la magia que encierran esas pequeñas cosas. 
           Afuera llueve y el frío llegó antes del invierno hasta acá, vos te diste cuenta de eso pero lo que no notaste las sutileza que encierra el ritual de abrigarte. El mundo queda tan lejos cuando hace frío, salvo por tus manos y tu cara el resto de lo que sos vos se encerró detrás de murallas de lana, algodón y nylon mientras que desde el otro lado la brisa empuja pero no traspasa el calor que te fabricaste. 
            Conjuraste la tibieza y la guardas es tu pecho y para todos lados vas así, como casi todos los demás que corren y andan con sus calores artificiales por la ciudad. Para colmo hay tantos. Están los que se llenan de humedad, los que huelen a perfume, los que apestan, existen calores más nítidos, los efímeros a veces aparecen, están los que casi simulan un verano. Es imposible enumerarlos a todos y sin embargo transcurren por la ciudad, infinitos hechiceros flotando por la ciudad con sus tibiezas conjuradas.
Y afuera de ellos, afuera, está el invierno